¿Por qué y para qué apropiarse de la tecnología en el quehacer docente?
Actualmente, nuestro contexto histórico social es denominado como Sociedad de la Información, ya que las tecnologías facilitan la creación, distribución y manipulación de la información y en consecuencia estos recursos juegan un papel muy importante en actividades sociales, culturales y económicas; por tal motivo, la educación requiere una reformulación de los objetivos, modelos, métodos y estrategias de enseñanza que la sustentan para poder satisfacer las demandas educativas que la sociedad exige. Al respecto, Edgar Morín afirma que la educación debe:
“…garantizar un conocimiento pertinente ante la sobrecarga de información, lo que sólo es posible, si se comprende el contexto y la complejidad de los fenómenos emocionales, intelectuales y espirituales del ser humano y la dimensión política, religiosa, económica y cultural de las sociedades” (Morín, 1999) .
En este marco, el docente debe crear ambientes de aprendizaje donde el alumno se convierta en autor del conocimiento partiendo de sus características, necesidades, ritmos y estilos de aprendizaje, así como “estar preparado para utilizar la tecnología y saber cómo ésta puede contribuir al aprendizaje de los estudiantes” (Campos, 2008) .
Por otra parte, la conformación del conocimiento se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Los dos primeros enfatizan la importancia de emplear la tecnología en las prácticas educativas, pues aprender a conocer “consiste para cada persona en aprender a comprender el mundo que la rodea, al menos suficientemente para vivir con dignidad, desarrollar sus capacidades profesionales y comunicarse con los demás” (Delors, 1999) .
Esto se interrelaciona con el hecho de “cómo enseñar al alumno a poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, cómo adaptar la enseñanza al futuro mercado del trabajo” (Delors, 1999) , es decir, se requiere generar conocimientos significativos y relevantes, no sólo para el sujeto del presente sino también para el futuro ciudadano que formará parte activa de la economía social.
En conclusión, la educación informática forma parte esencial del proceso enseñanza-aprendizaje porque nuestros estudiantes conviven con herramientas tecnológicas diariamente, lo cual propicia que desarrollen habilidades, destrezas y capacidades distintas a las nuestras; este fenómeno social produce la necesidad de reconceptualizar la formación docente para poder establecer un nuevo canal de comunicación entre el maestro y el alumno.
Además, la educación informática fortalece el desarrollo de competencias para la vida, ya que “puede hacer que los estudiantes adquieran las capacidades necesarias para utilizar las tecnologías de la información; buscar, analizar y evaluar información; resolver problemas y elaborar decisiones; utilizar instrumentos de producción con creatividad y eficacia; comunicar, colaborar, publicar y producir; y ser ciudadanos informados, responsables y capaces de aportar contribuciones a la sociedad” (Campos, 2008) .
Referencias
Campos, Y. C. (2008). Educación informática para la educación básica y la formación de maestros. Un enfoque integral. México: ILCE.
Delors, J. (1999). Los cuatro pilares de la educación. En La educación encierra un tesoro (págs. 91-103). UNESCO.
Morín, E. (1999). Los siete saberes necsarios para la educación del futuro. Francia: UNESCO.